sábado, 6 de diciembre de 2008

OHHH... VILLA GESELL... CUANTA HISTORIA

Yo no recordaba la historia del sol desaparecido. Si recuerdo que al menos cinco éramos los veraneantes: Toni Tenuta, Rubén Rodríguez, Néstor (un amigo de la barra de Boulogne), mi hermano Edgardo y yo. El año anterior también habíamos ido a Villa Gesell y acampado en el fondo de una casa-hospedaje que tenía mucho fondo con pasto. Los dueños eran muy amables y lo habían permitido. Pero esta vez, la cosa había cambiado. Ya no nos permitieron acampar, pero con la mentada amabilidad, nos ofrecieron un par de habitaciones a un precio más que razonable, y allí nos instalamos. Este pequeño hospedaje, tenía un cartel en la fachada que decía "EL DURI". En ese entonces, finales de los '60, aún vivía el viejo Gesell que no permitía asfaltar las calles (todas eran de arena). El Duri quedaba en los confines de la Villa, Paseo 116 entre 2 y 3, y por las noches en algún boliche, cantaba Carlos Barocela (el cantante de Gesell) que tal vez alguien aún recuerde por sus canciones románticas. Todavía tengo un vinilo de él (Long Play) con sus canciones que obtuve algunos años después en un lote de discos que me regalaron. Su éxito fue "Tu nombre en la arena" y les mando el link del youTube para el que quiera recordarlo:  
http://www.youtube.com/watch?v=5gjcN8_INw8 
Pero... no era ésta la historia. Entre platos voladores, imaginarios cataclismos y fantásticas mentes adolescentes, lo que sí recuerdo perfectamente de ese viaje fue lo siguiente: Nos encantaba ir de noche a las entonces gigantescas playas de Gesell, y en una de esas tantas noches y como si el universo se hubiera confabulado con nosotros ante tanta imaginación, mientras mirábamos tranquilamente las olas nocturnas disfrutando de la brisa marina, el cielo se iluminó enceguecedoramente mientras a nuestras espaldas una potente luz azul, en el cielo, generó por un microinstante una claridad diurna incomparable. Jamás supimos que cosa fue eso. Y creo que tampoco nos detuvimos demasiado a analizar el hecho.  Sólo atinamos a levantarnos con prisa de la arena y tomar carrera para El Duri. Ojalá alguno de mis ocasionales compañeros de ese viaje recuerden este hecho y que el miedo que sentimos en ese momento no se los haya borrado de las mentes. No recuerdo claramente quien estaba conmigo en ese instante pero sólo éramos dos o tres. Yo les aseguro que en mi vida me volvió a ocurrir algo así. Y también creo que los lectores de esta nota estarán tal vez pensando que para finales de los '60, el LSD ya se había inventado. Aunque yo les doy fé, que jamás lo he probado. Y... aún hay más historias de la Villa y de ese viaje. Se los cuento en un próximo capítulo.
Ahhh... me olvidaba. El Duri aún existe y es el de la foto, así es ahora, y ya no es el confín de la Villa; es pleno centro. Los quiero mucho.
Ricardo Trinjaus 


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4 comentarios:

daniel kritz dijo...

Mira Ricardo, Hay una pequenia historia, que nunca me puedo olvidar,Tenia, unos 9 anios o algo asi- Estoy en la cocina de la casa tomndo el cafe con leche, sentado mirando el patio y la heladera y a mi vieja.
Donia Esther, la suyodicha estaba cerca mio para hacer alguna cosa-
de pronto se produjo algo asi como una explosion- una bola de luz azul de unos 10 a 15 cm de diametro exploto delante nuestro, bastante lejos de los enchufes o de la heladera- fue cosa de unas milesimas de segundo-Nos miramos con la vieja y lo primero que pensamos fue en un cortocicuito pero todo funcionaba correctamente-
Hasta el dia de hoy no sabemos lo que paso.

Anónimo dijo...

Que bien escribís, Ricardo. Muy linda la historia.
Angélica

Ricardo Vonte dijo...

Gracias Angélica. Me esmero cada día para ver si en algún momento te puedo igualar en la forma de escribir, aunque va a ser difícil. Un beso.
Trinjaus

Ricardo Vonte dijo...

Daniel Kritz: En principio quiero decirte que me encanta tu aparición en este blog y darte la bienvenida que todavía no había hecho. Es muy interesante lo que comentas acerca de la luz azul. Algunos expertos en lides parapsicológicas dicen que las cargas energéticas se presentan de variadas maneras. Sería interesantísimo saber, cosa que uno normalmente no hace o no se fija, que hechos ocurrieron en la casa o en la familia luego de esa explosión. O que cosas cambiaron si es que cambiaron. En fin... es difícil encontrar explicaciones a ciertos por qués. Un gran abrazo.
Ricardo Trinjaus