sábado, 17 de octubre de 2009

LAS HISTORIAS DE DON RICARDO ARTURO

QUIERIDOS AMIGOS: Mi padre, Don Ricardo Arturo, quien había nacido en 1920, dejó escritos, como legado a la familia, una serie de relatos sobre sus vivencias por aquellos años '30 que tituló: "RECUERDOS DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA DE ENRIQUE Y RICARDO VON TSCHIRNHAUS". En algún comentario de este blog, prometí transcribir algunos de estos escritos en su homenaje. Tal vez sean interesantes para los lectores de este Gran Blog, como reflejo de una época por ninguno de nosotros vivida. De no ser así, espero no ser tedioso con estas pequeñas historias y les pido por favor que me lo hagan saber. En todos estos recuerdos, "Cando" es Ricardo Arturo (mi papá) y "Quito" su hermano Enrique (mi tío). Aquí vá una de ellas.  Los quiero mucho a todos.
Ricardo Trinjaus
 

EL MISTERIO DE LAS MONEDAS VIAJERAS

Un día, en las vacaciones, estábamos sentados junto con otros amigos, en el cordón de la vereda de la casa en que vivíamos en la calle Pampa, entre Triunvirato y Gamarra. Mientras charlábamos,  con un fierrito escarbaba entre los adoquines de la calle tanto como para entretenerme en algo. De pronto, entre la arena y los pedacitos de piedras y vidrios que levantaba, apareció una moneda de 20 centavos (moneda nacional). ¡Una chancha como se le decía entonces! No podía creer en mi suerte. Era una pequeña fortuna para mí y ya me imaginaba: una entrada al cine, o muchos caramelos, una ida y vuelta en tranvía hasta el zoológico o tantas otras cosas que se podían comprar con ella. La pobrecita moneda, en realidad por su aspecto, daba mucha pena. Aunque era de níquel, estaba sucia, ennegrecida seguramente por el tiempo que estuvo estacionada y los ácidos como lavandinas que la habrían puesto así. Salí corriendo, entré a casa para mostrarla y limpiarla convenientemente.  Los otros chicos, al ver mi descubrimiento, se pusieron afanosamente a buscar también, aunque, por supuesto, fueron recorriendo toda la cuadra en ese y otros días  tratando de encontrar alguna monedita.  Al día siguiente, Agustín encontró una de 10 centavos; Quito una de 5 centavos y seguimos buscando y buscando en nuestra cuadra hasta terminar con las monedas que había, que fueron unas cuantas.  Mientras revisábamos entre los adoquines hacíamos los más diversos comentarios, tales como de donde vendrían las monedas. Yo pensaba que las tiraría algún millonario. Quito opinaba que a lo mejor habría una fábrica de monedas cuadras antes, y las tirarían porque no saldrían perfectas y el agua de lluvia las traía de arrastre. En algo nos pusimos de acuerdo y nos juramentamos. Igual que los tres mosqueteros éramos cuatro: Quito, Cando, Agustín y Roberto; y nuestro secreto no sería revelado a nadie. Después que llovía y como en aquellos tiempos los desagües pluviales no existían en el barrio, las aguas venían como un río por la calle Pampa, provenientes de la Avenida de Los Constituyentes, del barrio Agronomía y de otras zonas anteriores. Por lo tanto, entre todas las cosas que el agua arrastraba, venían también monedas que la gente perdería escurriéndose, por ejemplo, por las rejillas de las casas hasta la calle para seguir siempre empujadas por la fuerza del agua, hasta detenerse en el hueco que quedaba entre un adoquín y otro.  Una idea trae la otra y Quito dijo que el secreto del descubrimiento que habíamos hecho debía quedar entre nosotros, porque si se enteraban otros chicos, también iban a buscar y el tesoro se tendría que repartir entre muchos. Por lo tanto, como primera medida, limpiamos de otros objetos los espacios que había entre los adoquines que estaban cerca del cordón, dejando una hendija como de dos centímetros de hondo para que así, las monedas se quedaran fácilmente entre ellos. Luego íbamos cuadras arriba haciendo lo contrario; rellenando y tapando bien dichos espacios, para que las monedas no se detuvieran antes de nuestra cuadra. Como es de imaginar, todos los días mirábamos el cielo rogando que lloviera, y cuando eso ocurría y las aguas se retiraban, ya estábamos buscando las moneditas. Esto duró un tiempo pero ¡claro!, el secreto no pudo ser guardado como era nuestra intención y al correrse la voz, se formaron los equipos de barras contrarias en cuadras anteriores a la nuestra y como siempre sucede, en todo negocio donde hay muchos socios, se acaba el negocio. Pero no obstante el tiempo transcurrido, aún hoy seguimos pensando: ¿de dónde vendrían las monedas? …

Ricardo Arturo
 



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9 comentarios:

toni dijo...

Que hermosa historia Ricky.
Acabo de publicar un post por el día de la madre y justo aparece el tuyo.
Lo leí con muchas ganas, el relato me hizo ver un barrio como los de antes, un grupo de pibes tan parecidos a como éramos nosotros a esa edad, con tantas fantasías y sueños.
Muchas gracias por compartir tan lindos recuerdos.
Un fuerte abrazo.

PD por favor seguí publicándolos !!!

Anónimo dijo...

Muy, Muy pero muy Linda historia!!!
Espero que tengas muchas más. También me gusta el estilo en que está escrita. La reescribiste reformándola o simplemente la copiaste del original?

Besos
Angélica

edgardo dijo...

Muy piola la historia ....me hizo recordar mi infancia, no por lo mismo, yo vivía en calle de tierra que daba para otras cosas sobre todo cuando llovía.

un abrazo

Ricardo Vonte dijo...

Ang: No he tocado ni un punto ni una coma del original. Papá escribía así, simple, pero lindo. Su instrucción ha sido sólo la escuela primaria en una época donde realmente se aprendía. Hay muchas más historias que iré subiendo al blog. Gracias por el comentario, un beso grande y muy feliz dia de la madre.
Trinjaus

Ricardo Vonte dijo...

Gracias chicos por los comentarios. Más allá del amor con que leo estas historias cortas, decidí publicarlas en homenaje al "viejo" y porque además, como ya lo dije, me parecen muy frescas e interesantes. Será porque yo no he vivido esa época y aún así es como que la extraño. Publicaré algunas otras que no tengan relación directa con nuestra familia (que también las hay) para no aburrirlos. Abrazos para todos.
Trinjaus

Ricardo Vonte dijo...

Me olvidaba. La fotito del encabezado de las historias, que será siempre el mismo, es el título original de la vieja carpetita donde están compiladas y esa es la letra original en imprenta de mi papá. Gracias chicos.
Trinjaus

daniel kritz dijo...

Ricardo:
Si la cantidad de cuentos es suficiente podrías sopesar la idea de publicar un librito con los cuentos, pienso que seria un buen homenaje a tu viejo y que tendría éxito, sobre todo si lo conseguís publicitar de alguna manera, escribiendo a la seccion literaria de los diarios a algo asi.
tu viejo escribia muy lindo y muy simple..y eso atrae...

Anónimo dijo...

Una vez mas queda demostrado, estimado Ricardo, que la belleza se encuentra en las cosas simples de la vida,un bello relato nos traslada a una epoca no tan lejana en el tiempo, pero tan distante de la realidad actual, sin abrir juicios de valor,¿tanto cambiamos? Un afectuoso saludo a todas las madres en su día y un fuerte abrazo para todos. Victor Widmann

Cristóbal Raúl Rosales dijo...

Victor yo vivo en Mardel, quisiera encontrarme con vos, por favor escribime a cristobalraul@yahoo.com.ar. Gracias y un abrazo.