domingo, 20 de septiembre de 2009
¡¡ YO CONOZCO A VICTOR WIDMANN !!!
Como ya comenté alguna vez, allá por 1964 logré ingresar al tercer año del Cuba, es decir a nuestra querida 36/28. Yo vivía en Villa del Parque, más especificamente en el pasaje El Ñandú. Para viajar hasta la escuela tomaba el viejo colectivo 223, hoy línea 133 en Jonte y Nazca. Muy frecuentemente y una parada después, Jonte y Condarco, subía Victor Widmann, un muchachito cuya característica más recordada por mí, era su afición a los tangos de Gardel. Poco y nada recuerdo de él más allá de esa, para mí, insólita particularidad. ¿Cómo un chico de 15 años podía gustar de la música de Carlos Gardel? Pero tanto era su "fanatismo", que entre los primeros vinilos de mi colección hay uno de Carlitos que compré tal vez inclinado por sus comentarios. Así fui memorizando las letras de los tangos "Silencio", "Ventarrón", "Mi Buenos Aires Querido" y otros tantos que figuraban en esa placa. Vagamente recuerdo haber estado una vez en su casa. De hecho éramos vecinos y vivíamos a pocas cuadras uno del otro. Lo demás se pierde en la nebulosa de mis recuerdos sin poder precisar mayores acontecimientos a excepción de uno que forma parte de mi anecdotario y que quedó grabado en mí tal vez por la edad (que no son los 15 años de los chicos actuales), por la inexperiencia de ese entonces, por mi ingenuidad y la morbosidad que caracteriza a cualquier adolescente. Paso a relatar:
Ibamos en el colectivo rumbo hacia la escuela. Yo medio dormido desde luego, más que lo habitual, cuando Victor me dice: - Uhhhh... mirá... a ese tipo lo piso un camión!!! - Desde luego que miré inmediatamente por la ventanilla y ví un cuerpo debajo de un camión. No puedo explicarles la impresión que me provocó ese golpe de vista. Me desperté y creo que hasta dí un sobresalto. Que horror!!! Quise matarlo cuando comprendí que no era más que un mecánico arreglando vaya a saber que cosa debajo de ese camión. Ese hecho tonto, estúpido diría yo, jamás me lo olvidé. Y cada vez que veo a alguien debajo de un vehículo reparándolo, me acuerdo de Victor Widmann y su broma astuta, precisa, inteligente.
Ya pasaron cuarenta y cinco años y nunca más tuve noticias de Victor hasta este ultimo 17 de septiembre (a mi me gusta escribir septiembre así, con "p") cuando recibo un e-mail personal que creo fue simultáneo con su spot en este Blog. Nada sé aún de su vida a excepción de lo poco que me contó acerca de un celador llamado Cruz en el turno de talleres de la tarde que me llamaba "vontichiausen" (¿?); que juntos habíamos hecho un trabajo sobre el petróleo para el profesor Martinelli(¿?); que hace treinta y dos años que vive en Mar del Plata y que sigue siendo fanático de los tangos.
Ya después del tercer año perdimos contacto por completo. Ahora está en él contarnos sobre su vida y lo mucho que parece que aún recuerda de esos "años felices". Y aprovecho esta larga perorata para darle la bienvenida a nuestro Blog y aclararle de paso que el gran cocinero que menciona en su comentario no fue Di Nápoli, deducción ésta que saco a sabiendas que Héctor Di Nápoli no tiene hermanas.
Un gran abrazo Victor Widmann y adelante con tus esperados spots.
Los quiero mucho a todos.
Ricardo Trinjaus
Tus elecciones hablan por vos. ¡Conocé quién sos realmente!
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4 comentarios:
Muy interesante todo lo que contás Ricardo, respecto a Victor y a vos, con tus 15 años.
Yo también espero que Victor cuente algo de su vida y Bienvenido!!
Angélica
QUERIDOS AMIGOS:Ricardo en particular,no me sorprende tu anecdota, siempre fuí de una forma de ser muy particular,aún en la actualidad.En estos dias me ha pasado algo muy especial,he recordado cosas de la epoca de estudiante que jamás pense que podía recordar, todo, por haber descubierto en el blog,documentos fotos, que estaban completamente olvidados,cubiertos por el paso de los años.Avidamente vi las fotos que aparecen en el recordatorio y fue ese el disparador ,como la semilla que depositada en la tierra empieza a desplegar su potencial,cuando el piso es fecundo y se dan las condiciones propicias.Me pasé varias horas mirando el blog,con la anuencia de mi querida esposa, que me permite y fogonea estas experiencias inolvidables.Como comentaba en la vez anterior,los recuerdos aparecen como un malón,por lo desordenado y confuso producto de los años transcurridos, la memoria tal vez no esté lo suficientemente clara como para desmenuzar estos pasajes de nuestra vida obscurecidos por el tiempo.Luego de contar la anecdota del vivac, quedé con la duda si era o no Di napoli el cocinero, porque el recuerdo estaba fijo,me faltaba el personaje,lo asocié por las fotos que ví,porque era el perfil que mas se asemejaba, ayudó a la confusión porque también recordaba un acento italiano, que desconozco si tiene Di napoli,de cualquier manera pido me disculpen por el lapsus.De todas las fotos que ví encontré muchos compañeros , pero no encontré fotos de las divisiones que estuve 1º 3ª, 2º 5ª y 3º5ª. Reconocí a Maioqui y Silvestre.En 1er año eramos como diez divisiones que con el paso del tiempo se fueron fusionando, por esa razon todas las caras son conocidas,Russo al lado de Bieliky que viajabamos juntos en el 223,Krutej que se operó los pabellones auditivos (orejas) en 2º año. Apelo ahora a la memoria de los compañeros que leen el blog: en 1er año surgió un problema entre 2 divisiones (no recuerdo el motivo)pero se iba a esclarecer o dirimir en los recreos a los "palos",a tal efecto se habian provistode palos y cadenas, esto por supuesto llegó a los oídos de jefe MAIOQUI,hizo la "requisa" y se encontró con todo el "armamento" con la particularidad de algo verdaderamente gracioso, todos los palos tenían grabados los nombres de los dueños, dos de los que recuerdo eran Cumian y Triviño.Maioqui era un hombre que parecía duro y hacía muy bien el papel de duro, pero en realidad era un hombre tremendamente tierno.Todo quedó en la nada, salvo alguna amonestación,o por la ingenuidad de los actores de estas circunstancias,no hubo medidas mas drásticas,eran otras epocas.El hecho prescribió, diría un abogado,el recordarlo tiene como unica finalidad recordar un acontecimiento que nos trae a la memoria la inocencia y la ingenuidad de aquellas epocas y el sabor de sentirse protagonista tal vez, no deseado, de la historia de aquellos felices años .Bueno por hoy es suficient , voy a darle descanso a las pocas neuronas, demasiado han trabajado las pobres.Que tengan un feliz dia de la primavera!!!y porque no del estudiante.Un fuerte abrazo Victor Widmann
Hermosa anécdota Victor!!! Son tan buenos tus recuerdos que para la próxima vez, que espero sea muy pronto, es decir que nos acompañes asiduamente en nuestra locura del Blog, los publiques en el cuerpo principal como hiciste con tu primer Spot. Agradezco tus deseos de felicidad para este 21 de septiembre y te envío un gran, gran abrazo informático por ahora. Por favor contanos en algún momento que es de tu vida, si terminaste en el Cuba o que fue de tu historia. Somos muy chusmas los bloggers y no nos andamos con medias tintas...jajaja...
Muy feliz primavera.
Ricardo Trinjaus
Es así Víctor, yo también recuerdo ese episodio, se produjo un enfrentamiento al mejor estilo de las barras bravas de los clubes, flotaba en el ambiente un clima de rivalidad y tensión como en los momentos previos a una batalla que promete ser feroz; en realidad no se si se iba a armar en serio, si verdaderamente el "armamento" se pondría en uso, pero allí estaba, escabullido por los rincones y escondrijos de cada división. El final ya fue dicho, el "servicio de inteligencia" de las autoridades del colegio abortaron el proyecto y nunca se sabrá si realmente la pelea se llevaría a cabo, quizás todos esperaban que alguien la parara, como ocurre tantas veces con los rivales que se patotean feo porque saben que alguien los va a separar.
Veo que recordás algunos nombres, yo no recuerdo el tuyo, del que si me acuerdo es de Triviño, fue compañero (y compinche) mio, se llama o llamaba José Luis; lamentablemente no lo hemos podido ubicar, nada se sabe de él.
Cada miembro que se agrega a La Gran Promoción me produce una gran alegría, no te pierdas.
Un abrazo para todos.
Jorge Luchia
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