El Ruido

Cba – 10 de Octubre de2007

El Ruido

El tipo daba una materia interesante. Pero a nuestra edad, lo más
interesante eran las minas. Y el conocimiento vertido por el profe, no tenía
nada que ver con eso. Y aunque la clase se hubiera tratado de eso, de las
minas, el tendría la virtud de convertirla en una siesta.
Pero ese día algo extraño sucedió. De repente sus ojos empezaron a
moverse en un ritmo discordante. Sus gestos daban la sensación de un títere
cuyo manipulador se hubiera distraido. El discurso acostumbradamente
monótono y cansino. se entrecortaba.
Un clima enrarecido se esparcía por el aula. Nosotros actores y
espectadores nos solazábamos con el espectáculo. Por fin algo distinto
estaba ocurriendo.
El tipo no sabia que le estaba pasando. Nos miraba como preguntando.
Queria saber si a nosotros nos estaba pasando lo mismo. Pero no se animaba.
Algo así como el borracho que siente que se le mueve el mundo pero, no es
capaz de preguntar.
Quien hubiera entrado en ese momento a la clase, habría sentido la
sensación de que cientos de campanitas estaban sonando descompasadamente.
Pero en realidad ese ruido había comenzado ya hace unos minutos. Como una
leve sensación aislada primero que se fue incrementando hasta poner al borde
del pánico al profe.
Estaba a punto de sonar la campana del recreo, y el ruido desapareció en
forma abrupta. Al títere se le cortaron los hilos. El tipo quedo perdido con
las manos apoyadas en el escritorio.
Nosotros cautamente guardamos el par de monedas que usamos. Uno de los
genios malditos había comenzado solitariamente a golpear dos monedas,
haciendo flotar una en un dedo y otra en otro dedo. El tintineo era
misterioso y por imitación fue recorriendo las gradas.
El tipo nunca supo que paso.

Pablo Jorge Molinari