CAPITULO III
El proyecto de hacer teatro representado lo encaramos para el año siguiente. O sea era el mismo grupo con algunos integrantes más que se habían sumado. Decidimos hacer una obra de teatro más ambiciosa. Primero con sala de teatro, que no la teníamos, con escenografía, con vestuario, sonido e iluminación. No teníamos nada.
Nuevamente la Sra. de Morales eligió la pieza, en este caso se trataba de una comedia muy graciosa: Aprobado en Castidad de Narciso Ibáñez Serrador (Hijo del inolvidable Narciso Ibáñez Menta, el del Fantasma de la Ópera, recuerdan?).
A mi me dieron el papel de madre, un personaje hermoso.... Pero las cosas ahora eran distintas, había que estudiarse los papeles de memoria. Había un chico que hacía de apuntador. Era el que más trabajaba, ya que nadie sabía su papel a la perfección y eso pasó hasta el día mismo del estreno.
La profesora sintió que necesitaba ayuda y trajo un par de amigos, ambos directores de teatro, una mujer y un hombre. La cosa se iba poniendo más seria. Nosotros ensayábamos con la profesora y cada tanto venían estos directores y nos hacían las correcciones necesarias.
Pero aún no teníamos el lugar físico para montarla, en la escuela nuestra no se podía y creo que tampoco les interesaba ya demasiado.
Finalmente consiguieron que nos prestaran el Auditorio de la Escuela Superior de Guerra, en la Av. Luís María Campos, al lado del Hospital Militar. No se quién lo consiguió, pero era el año 1964/65 Gobierno de Arturo Illia. Era lo que había... y gratis. Así que lo tomamos.
Un día estábamos en pleno ensayo y me llama el director de teatro a un aparte y me dice: Angélica vos que haces estudiando electrónica? Sabías que tenés condiciones para el teatro? No te gustaría cambiar?
Me quedé pensando... me picó el bichito de la duda... Le respondí un poco para salir del apuro, que creía que no, que por ahora iba a seguir con la electrónica. Esa duda luego la llevé encima varios años, hasta que de grande intenté estudiar teatro, pero no fue. Para bien o para mal.
Se acercaba la fecha de estreno y solo teníamos la sala, pero no conseguíamos nada de escenografía, ni de vestuario.... Nos faltaba casi todo.
El vestuario decidimos que cada uno se lo iba a conseguir como pudiera. No disponíamos de ningún tipo de ayuda económica. Es más creo que la profesora perdía dinero ya que nos proveía de meriendas durante los ensayos. Hicimos un grupo muy lindo de amigos, ibamos a la casa de la profe, a la casa de la directora de teatro. Recuerdo esa época como muy alegre!
Dos o tres días antes del estreno le pedimos a uno de los militares que tenía la oficina cerca del auditorio si nos prestaba un sillón de cuero verde, que ya lo habíamos observado. Nos podía servir para armar un living. Aceptó con la condición de que lo restituyéramos a su lugar después de la función.
Como compensación lo invitamos y vino con toda su familia a vernos. Pobre....no lo podía creer, le habíamos sacado casi toda la oficina: sillón , mesita, sillas etc. Trajimos objetos de nuestras casas: floreros, cuadros, veladores. La profe compró flores.... Nos quedó una escenografía hermosa! Faltaba el vestuario, recurrimos a tías, abuelas, vecinas etc.
Yo conseguí un vestido negro de terciopelo, que era de mi prima. No me lo quería prestar ya que tenía que achicarlo y luego componerlo como estaba, para restituírselo. Finalmente cedió.
No teníamos telón y los actores teníamos que entrar directamente desde un costado del público, apagando y prendiendo las luces, de lo cual se encargaban los asistentes, o sea los futuros técnicos. Era increíble el ingenio que desarrollábamos para suplir todo lo que nos faltaba y no recuerdo como se solucionó el tema iluminación.
Finalmente estrenamos, CUANTA ADRENALINA! Eran dos funciones y otra vez vino mucha gente. Estábamos tan nerviosos que nos equivocábamos todo el tiempo el texto y el pobre apuntador se volvía loco.
La segunda función ya salió mucho mejor.
Habíamos generado tanto movimiento en ese lugar, que nos vinieron a ver aparte de nuestro público habitual: familia, compañeros, profesores.... los militares que trabajaban ahí, con sus familias y algunos soldaditos que hacían la conscripción en ese lugar.
Todos hablaban muy bien de la obra de cómo la habíamos representado, etc. Pero lamentablemente... ahí se terminó todo.
La profesora ya había dedicado 2 años seguidos a esta tarea. Nunca supe porque no siguió, capaz fue cansancio o ganas de que alguien la reemplazara. Pero que yo sepa nadie la reemplazó y sin el empuje y la garra que ella tenía, se desintegró el grupo de teatro de la escuela 36/28.
Este relato es un homenaje para ella, la "Sra. de Morales". Gracias! Después de 40 y tantos años.
Angélica Straus
6 comentarios:
Casi seguro el que consiguio ese lugar fue el profesor nuestro el General Chescotta
Angélica, muy emotiva la historia, que lástima que me perdí de ver la obra.
A ver si te acordas de otra...!
También me acuerdo del "Fantasma de la Opera", como nos tenia atrapados. Y hablando de obras y novelas, hay una que se llama "El Cuerpo del Deseo", fue hecha en Miami, me gustaría saber si la pasaron en algún canal en Bs. As., después te digo porque me interesa averiguarlo.
Un beso,
Daniel
Realmente no se quién fue, pero seguro era alguien de la escuela.
Ang.
Perdón, el que consiguió el lugar, como dice Dani Gómez. Angélica
ANGELICA: Sencillamente atrapante tu historia. Aquellos que alguna vez tuvimos algo que ver con la producción de espectáculos de una u otra forma, sabemos de la adrenalina y del trabajo a pulmón. Me encantó. Es sin duda un gran homenaje a la Profesora Sra. Morales y a todos los que participaron en los espectáculos del "teatro 36/28" (Me fascinó ese nombre). Mucho me gustaría saber quienes fueron esos
participantes. Tal vez, en algún momento, alguno de ellos despierte de su letargo bloquístico y nos diga simplemente: -Aquí estoy. Fui yo- Un beso muy grande y gracias por tu emocionante relato.
Ricardo Trinjaus
ANGELICA: Resulta curioso como logras con tu relato que "reviva" algo que nunca viví; a traves de la lectura iba como "recordando" con emoción adolecente una historia que no conocía. No recuerdo para nada toda esta movida del teatro, quizás nunca lo supe, si recuerdo, y solo de nombre, a la profe Morales. Gracias por tu historia.
Un beso para vos y un abrazo para todos. Jorge Luchia
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