Cosas del "Triangulo de las Bermudas"

Capitulo III

Por ahí a lo lejos se ven unas nubecitas y Gastón me pregunta: ¿Que hago tío, las paso por arriba o por abajo?... dale por arriba, la altura da más seguridad, total si nos caemos, vamos a hacer el mismo ruido cuando nos hagamos mierda contra el agua, le contesto mientras hago contacto nuevamente con la torre de Nassau para que me autoricen a entrar al espacio aéreo del aeropuerto. Me autorizan y me asignan un numero de “transponder” para identificarme en el radar, también me ordenan mantener rumbo y altura; y ahí viene…de la nada apareció una pared negra a una distancia de pocos metros delante nuestro y bumm, sin entender que mierda había pasado estaba metido en una tormenta infernal, inmediatamente pase a volar por instrumentos, no me quedaba otra. Reduje la velocidad a 90 nudos (160 Km.) velocidad de maniobras, la óptima según el manual para proteger la estructura del avión. Los sacudones eran tan fuertes que temía que en cualquier momento se rompiera algo. El motor también recibía su paliza, con toda el agua que le entraba y seguía  funcionando.

Pero lo mas difícil era mantener ese aparato controlado!  Me aferre a los 3 instrumentos mas importantes en ese momento…velocidad (de aire) 90 nudos; altura 6.500 pies;  y dirección. Estuve a punto de retornar haciendo un viraje de180° y salirme de ahí, pero al no saber que pasaba, decidí seguir derecho pensando atravesar la tormenta.

Gastón me pregunto si alguna vez había estado en una situación semejante…Noooo! Le conteste y empezó a cagarse de risa, y yo también, pero no precisamente de risa…

Dos veces intente comunicarme con la torre, para que me dieran apoyo de radar y me saquen de ahí, porque después de todo era responsabilidad de ellos avisarme que me dieron un rumbo que iba derecho a la tormenta, pero no disponía de esa fracción de tiempo, porque no podía sacar los ojos de los instrumentos; además costaba creer lo que indicaban, porque los cambios eran tan bruscos que parecían irreales y se pude perder la confianza en los instrumentos y entrar en lo que llaman desorientación espacial.

Ni el pánico ni las mariconiadas eran opciones, tenia que tener ese aparato bajo control a toda costa.

De repente entro en un túnel vertical, si…, era un perfecto cilindro negro, la calma era total!

 

Continuara…

Daniel Geoghegan