Al estilo de Horacio

Bueno para no desmitificar la memoria de los elefantes les voy a contar un cuentito. Un circo llega a un pueblo y pocos eran los que iban a verlo, entoces deciden hacer un concurso. El mismo consistía en hacer sentar al elefante en un banquito, la inscripción costaba 10 pesos y el premio era de mil. Todos fueron y pagaron para hacer sentar al paquidermo pero nadie tenia exito, los forzudos se mataban haciendo fuerza y el trompudo nada, hasta que llega un tipo que media 1,50 y pesaba 50 kilos. Todos se reian pero el sopeti se las ingenió. primero se paró un rato delante del elefante y lo miraba y este lo miraba a el, despues fue para atras, le pegó un soberbio mordiscon en las tarlipes, que el gigante se sento en tiempo record. El petiso cobró y el circo se fue.
En otro pueblo se dio la misma situación con el público, por lo que decidieron hacer otro concurso, pero como sospechaban que ya lo del petiso se habia corrido por todos lados, cambian de consigna, como dicen ahora cuando te preguntan algo, y era ver quien le hacia decir con los gestos tradicionales si y no con la cabeza al elefante. Esta vez hasta las mujeres participaron pero no habia caso hasta.....  sí hasta que llego el petiso, pago y fue para intentar cumplir con su hazaña. El. al igual que Ricardo, sabia bien lo de la memoria del elefante entonces se paró en un banquito delante del paquidermo y lo mira fijamente a los ojos, y con voz clara y brillante le pregunta ¿ te acordas de mi ? a lo que el elefante sin dudar inclina la cabeza hacia abajo y hacia arriba respondiendo SI con el gesto. Cuando paró de contestar nuestro amigo le preguntó ¿ queres que te muerda las bolas otra vez ? a lo que el elefante respondió girando la cabeza de izquierda a derecha sin parar.....
 
En el próximo escrito, seguimos con las cosas del colegio, Bonsembainte, Cabbadias, el Vómito, Stromboli y Carmelo Moriera.
 
Raul Rosales.

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