Con mucho dolor, y porque no confesarlo…, también con muchas lagrimas, estoy escribiendo estas líneas.
Les cuento que además de ser un muy buen compañero, fue un gran amigo mío, yo estuve en su casa un par de veces… ahí tuve la oportunidad de conocer a su padre, Alberto Marino, y recuerdo que en una oportunidad nos reunimos en su casa, durante las vacaciones, junto con Fernando Diaz y otros 3 compañeros más para estudiar una materia que se las habían llevado a Diciembre, creo que era “comunicaciones alámbricas” y la tenían que dar al día siguiente,
A los pocos años, la trágica ruta 2, le cercenó la familia.
Mis más sinceras condolencias para su familia y todos los que tuvimos la oportunidad de compartir su amistad.
Daniel Geoghegan
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