Allá por 1984 solíamos ir cada mañana con Eva a un viejo café que aún existe en la intersección de la Av. del Libertador y la calle Olazábal. Se llama el "Café de la Esquina". Nos sentábamos generalmente al lado de la ventana que dá a la Av. del Libertador y desayunábamos luego de dejar a los chicos en la escuela y previo a dirigirnos a nuestros respectivos trabajos. En una de esas mañanas en que además de charlar sobre vida y proyectos mirábamos por la ventana la ya existente invasión vehicular sobre la avenida y las largas colas de tránsito, vemos justo a la altura de la ventana un elegante automóvil negro y dos policías motorizados a ambos lados del mismo que estaba detenido debido al normal embotellamiento vehicular en ese horario. Como los polarizados de los vidrios de los autos no existían o no se acostumbraban, pudimos claramente distiguir dentro del auto al entonces Presidente Alfonsín. Sin sirenas, sin apresuramiento, sin privilegios; esperando como cualquiera de nosotros que el tránsito avanzara y así seguir su rumbo tal vez hacia la casa de gobierno. Allí comprendimos con Eva que algo había cambiado en el País, en nuestro País. Atrás había quedado el autoritarismo y nuestro presidente era una persona tan común y normal como cualquiera de nosotros, y si bien nosotros no pertenecíamos a su corriente política (tampoco a ninguna otra), a partir de ese momento y más allá de todo, Don Raúl Ricardo Alfonsín mereció nuestro respeto como persona y como presidente de los argentinos. Después... después es otra historia...
Quise que esta pequeña y desapercibida anécdota fuera mi respetuoso recuerdo a este ser humano sencillo, común, fiel a sus pricipios y tal vez el último de los caudillos con algún viso de humanidad.
Por favor interpreten este pequeño recuerdo como lo que es. Un simple homenaje a una persona para quien deseo que Dios lo tenga en su Gloria.
Los quiero mucho a todos.
Ricardo Trinjaus
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2 comentarios:
Gracias por expresar en palabras los sentimientos que muchos compartimos.
La grandeza de los personajes se evidencian en los pequeños hechos.
Con errores y defectos es sin lugar a dudas el padre de la democracia actual.
Saludos
Nunca voy a olvidar la alegría de la gente, el primer año del gobierno de Alfonsin. Se expresaba en la calle, llena de espectáculos públicos que durante años no se veian...
Ang.
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