miércoles, 11 de enero de 2012

La vida en espejo


Supongo que todas las ciudades tienen sus lugares maravillosos, típicos, exclusivos, misteriosos.
Buenos Aires no es una excepción.

Hay un lugar que si uno abre los ojos de golpe, bien podría pensar que está en París. Es el pasaje Rivarola, un lugar muy especial. 

A metros del Obelisco porteño tiene una paz y una calma muy diferente a la zona que lo rodea.
Es escenario de muchas películas principalmente las que requieren un escenario europeo.

Entre sus vecinos hay numerosos artistas. Cuenta uno de ellos que en ciertos momentos se percibe un ambiente casi mágico, es cuando se escuchan diferentes melodías que provienen de distintos departamentos y que componen una inigualable canción.

Fue construido en 1920 y el arquitecto le dio una característica especial, tiene un efecto de espejo; Cada fachada, puerta, ventana, balcón, cúpula de los edificios, tiene sus correspondiente en la vereda de enfrente.

Algunos, posiblemente exageran, dicen que también sus habitantes tienen esa simetría. A cada uno de ellos les pasa lo mismo que al que vive enfrente. Es la vida en espejo.

Esto último seguramente lo podrá contar mejor un escritor.

6 comentarios:

Trinjaus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
daniel kritz dijo...

Te tiro el fardo, a la mañana sale por una puerta un señor de perramus, con sombrero a pasear su perrito, un salchicha...y en la vereda de enfrente sale otro tipo exactamente igual....

Antonio dijo...

Buenos muchachos, no se peleen para ver quien no lo escribe.

Ricky, pasaste del café al champagne. O es agua?

Saludos.

Trinjaus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antonio dijo...

Cuando pases al whisky te acompaño, todo sea para que no te deprimas.

Saludos

Jorge Luchia dijo...

Yo tampoco quiero que te deprimas ...¡No me dejen afueraaa!

Un abrazo.
Jorge Luchia