El no vidente se encuentra en la esquina con una latita, una moneda adentro y demostrando su habilidad para revolear la moneda y embocarla nuevamente en la lata haciendo ruido y llamando
la atención de la gente. Pasa un hijo de puta y cuando revolea la moneda, se la pianta. El no vidente alarmado recapacita... carajo: aparte de ciego me quedé sordo...!!!
Horacio Wolman
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