por Carolina Ovejero
Con muy buena predisposición, trabajador de la Música e inseparable compañero del bandoneón, se acerca Quique Ponce para compartirnos su trayectoria. Nos relata cómo aprendió escuchando con mucho respeto a los grandes, que fueron sus amigos y ejemplos a seguir, como Tejada Gomez, Lima Quintana, Horacio Guarany, Landriscina, entre otros.
Como son sus comienzos con la música.
De la familia, su tío era quien tocaba el bandoneón; su papá, la guitarra, el violín y el acordeón; su hermana la guitarra y el acordeón y él primero aprendió algunos acordes con la guitarra antes de adquirir los conocimientos del bandoneón.
De pequeño jugaba a que un baúl era su bandoneón y le sacaba el sonido con la boca.
Comenzó sus primeros estudios con un profesor de barrio, que veía facilidades auditivas en él, por lo que su padre, con todo el dinero que había ahorrado de diversos trabajos, pone en sus manos, a los 8 años el primer bandoneón y con éste un pasaporte a conocer el mundo.
Esta infancia transcurre en San José de Temperley, provincia de Buenos Aires. Quique nos cuenta que tenían un banco el la vereda de su casa, que todavía existe; en verano solían sacar los instrumentos a la calle para tocar, motivo por el que concurrían los vecinos para escuchar, cantar y compartir.
A los 14 años ya tenía su conjunto que participaba en todas las peñas bailables.
Posteriormente comenzó a cantar solo, también como acompañante de cantantes, además formó un trío llamado “Cantautores”, con quienes grabó y viajó a distintos países.
Acerca del bandoneón.
Quique nos hace saber, que él restaura su propio bandoneón, lo va manteniendo, a no ser que tenga que realizar un trabajo mayor, como cambiarle los fuelles, momento en que lo manda a reparar.
Iber Ruíz, gran bandoneonista, le enseñó el arte de afinar el bandoneón con la frase “Escuchá y oí”; nos hace saber que este instrumento cuenta internamente con una especia de peines, como las armónicas, que consisten en unas lengüetas, las cuales se liman hasta lograr un intervalo adecuado.
Repertorio que incluye. ¿Compone, interpreta?
En sus primeros trabajos llevaba temas de otros hasta que, de a poco, va incluyendo algunos de su autoría.
Por tener un instrumento que canta, la melodía es lo primero que le sale a la hora de componer, pero si primero compone una letra, agrega inmediatamente la música. Este procedimiento de creación en general es realizado con la guitarra.
Ha creado dentro del repertorio del folklore y el tango zambas muy lindas, muy románticas, así como chamamés, chacareras, gatos, boleros, tangos, canciones, huellas; como “Gallitos del aire” con Argentino Luna, “Piel a piel”, por nombras solo algunas.
Sus actividades.
Viajó con elencos de baile como el Ballet Brandsen, el Ballet Salta y con el Chúcaro; con otras agrupaciones o como solista a Japón, Canadá, Alemania, Bolivia, Brasil, Chile, España, Italia y Australia, así como también realizó giras por todo el país.
Acompañó a Los Chalchaleros en los 45 años de ellos, cantó y tocó con Horacio Guarany, Los Hermanos Cuestas, Los Tucu-Tucu, Alfredo Abalos, La Chacarerata Santiagueña y grabó con casi todos los folkloristas.
Tocó en grandes espectáculos y festivales como Cosquín, Festival de Doma y Folklore Jesús María, programas televisivos y radiales.
Trabaja hace 24 años en una Estancia en Campana que le ha dado muchas satisfacciones.
Qué quiere transmitir
Propone que aquellos que cantan e interpretan lo hagan respetando la esencia de la obra original, que quien haga una versión de algo ya compuesto la realice manteniendo su valor inicial.
Que quien transmita lo transfiera con un real sentimiento para poder llegar a “cada persona”.
Que quien se manifieste con la música la muestre con alegría, con ganas, con honestidad. Con respeto.
Quique, fuiste muy amable en acercarte a contarnos tu camino andado. Sos un luchador y ejemplo a seguir. Gracias.
Aquellos que quieran comunicarse con Quique Ponce: quiqueponce50@hotmail.com
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